Donnerstag, 29. Mai 2008

CHARLES BOKOWSKI

Traducción: Rafael Marcelo Arteaga

Parte uno


Irreverente, demoníaco, extrovertido, mal ejemplo para las nuevas generaciones, borracho, un don nadie. Son algunos epítetos con los que se calificó a Bukowsky mientras estuvo en la tierra burlándose de nosotros. Y hoy, cuando sabemos que su boca con sus dientes torcidos, sus palabras e insultos ya no nos alcanzan, reconocemos al fin su grandeza. Bukowsky describió su afición a la vida y al alcohol, como un diario en el que estampó sus vivencias del momento, sin ocuparse tanto de la lima y el cincel (herramientas imprescindibles de algunos sesudos poetas que piensan y teorizan mucho, aunque con resultados poco convincentes); mas sus obras estuvieron orientadas al futuro. A nosotros, que lo ignorábamos mientras estuvo aquí.

Vaya pues mi homenaje a quien, junto a Enza Pound, T.S. Eliot, Borges, es -en mi opinión- otro de los grandes poetas del siglo pasado.

En cuanto a la traducción, ya decía Rolf Wild, en mis años de estudio, que ello no es sino escribir de nuevo un libro. Aun así, insistía, deben intentar acercarse al espíritu de la obra. Y, sin comprender yo a cabo el significado de sus palabras, añadió: Ah, si el autor supiera lo que hacen los traductores con sus textos!

-Cómo es ello-. Le interrogó Rene, mi colega de clase:

-Traduces y ello es, simplemente, otra historia-. Concluyó solemne y dio por terminada la clase.

Hay muchas traducciones disponibles en el mercado, mas el presente trabajo es una forma muy particular de ingresar al mundo del poeta. Así que, sacarse los cinturones que vamos a partir.


OFICIO

Es difícil tratar de explicar quién era el hombre
que estaba junto a la estructura, sentado
en una silla, con uniforme rojo y demás, su oficio
consistía en examinar las huellas digitales de quienes
entraban y salían de allí, había una lámpara y bajo ella se mostraba
la mano, y las huellas asomaban (dios, sí qué era
trabajo) de cualquier modo, cuando yo acerqué la mía bajo la luz
el hombrecito interrogó: "cuál es su nombre?"
"Hank", respondí
"escuche, Hank", preguntó : "qué hace de un hombre un escritor?"
"bueno", dije: "es simple: o llegas al fondo de la escritura
o saltas el puente de una vez.
los escritores son gente desesperada y cuando dejan de estar desesperados
dejan de ser escritores".
"está usted desesperado?"
"no lo sé..."
y seguí caminando, tomé la escalera mecánica
y desde allí lo miré pensando que ello no era sino
pura mierda, que él trato de sugerirme quizá, de algún modo,
la manera de dejar ese abrigo rojo, que no era justo un oficio agradable
como diseñar un puente u ocuparse de la limpieza
de los perros pero él no estaba lo suficientemente desesperado,
los desesperados no preguntan,
ellos actúan
y en la cima de la escalera mecánica crucé los cristales
de la puerta y al hacerlo pensé: qué hijo de perra,
debí preguntarle su nombre al menos y luego me sentí
mal por él y por mí aunque minutos más tarde
yo me había olvidado de él
y al volver la vista
él seguía leyendo más huellas digitales bajo la lámpara
y yo miraba los paneles de mando y los caballos
y la gente desesperada
desesperada en todas las formas
de la
escritura.


La Casa

Ellos están construyendo una casa
media cuadra hacia abajo.
y yo estoy sentado aquí
mientras caen las sombras
escucho los sonidos,
los martillos golpeando los clavos
track, track track
luego oigo a los pájaros
track track track
y voy a la cama
extiendo las cobijas hasta mi cuello;
ellos construyen esa casa
desde hace un mes
y pronto tendrá su gente
durmiendo, comiendo, amando
moviéndose adentro
pero de algún modo
no está bien,
esto es una locura:
hombres caminando por el techo
con clavos en sus labios
mientras yo leo sobre Fidel Castro y Cuba
y por las noches me acerco a ella
y sus tablas me muestran
-yo puedo ver gatos caminando allí
y el modo que los gatos caminan
un muchacho pedaleando su bicicleta
y la casa aún no está terminada
y a la mañana siguiente vuelven
los hombres y caminan alrededor de ella
con sus martillos
y parece que la gente no debe construir más casas
y que no deber seguir casándose
debe dejar de trabajar
y sentarse en pequeñas habitaciones
en los segundos pisos
con luz eléctrica y sin cortinas
y parece que hay tanto que olvidar
y nada que hacer
y en las farmacias, en los centros comerciales, en los bares
la gente esta cansada y no quiere moverse más
y yo estoy allí, en la noche,
y miro a través de la casa
la casa que no quiere ser construida:
en sus costados puedo ver las colinas color púrpura
las primeras luces de la noche
y hace frío
yo abotono mi abrigo
estoy allí mirando a través de la casa
y los gatos se detienen y me miran
hasta lograr avergonzarme
y tomo el camino norte hacia arriba
donde yo compraré mis cigarrillos, mi cerveza
y volveré a mi cuarto.


Qué hacer?


Y lo mejor de la humanidad es que a veces
tiene cierta comprensión y algunos actos de coraje

pero en fin de cuentas ello no es más que una masa,
un globo que no significa tanto.
es como un animal profundamente dormido
al que nada puede despertarlo
y cuando lo hace es mejor en su brutalidad,
en su egoísmo, sentencias injustas, muerte.
qué podemos hacer por esta humanidad?
nada.
evitarla en lo posible
alejarse como si fuera algo venenoso, degenerado
e insignificante.
pero atención, que tiene suficientes leyes
para protegerse.
puede matarte sin motivo alguno
y escaparse

debes ser cuidadoso, sutil.
escapa
está junto a ti tramando un plan.
no he sabido de nadie que haya escapado
yo he conocido a grandes y famosos
pero no han escapado
por que ellos son grandes y famosos sólo en sus cuerpos.
yo tampoco lo he conseguido
pero no dejo de intentarlo una y otra vez.
antes que mi muerte yo quiero obtener mi vida.


Un viaje misterioso

voy en mi auto deportivo de los años 50
pintado de un amarillo encendido
manejando bajo el sol de Italia.
tengo un acento británico.
estoy vestido con tonos oscuros
y una camisa de seda.
no hay suciedad bajo mis uñas.
en la radio escucho a Vivaldi.
y hay dos mujeres conmigo
una con pelo negro -como las plumas del cuervo
y la otra una rubia.
ellas tienen senos pequeños
y piernas hermosas
y ríen tras cada ocurrencia
mía. al tomar un camino escarpado
la rubia aprieta mis muslos
y se acerca más
mientras la morena
extiende sus piernas
y lame mis orejas. Nos detenemos a comer
en un mesón colorido.
hay más risas
antes
durante
y luego del almuerzo. al otro
lado de montaña
tendremos una llanta baja
y la rubia se ocupará de ello
mientras la de pelo negro
-como las plumas del cuervo-
me tomará unas fotos
encendiendo mi pipa
arrimado a un árbol
-el fondo perfecto
y perfectamente en paz
con la luz del sol
flores
nubes
pájaros
en todas partes.

Dienstag, 27. Mai 2008

CHARLES BUKOWSKY


Traducción: Rafael Marcelo Arteaga

Parte dos



Memoria de una sonrisa

Había sobre la mesa un tazón con pececitos dorados
que giraban y giraban junto a las gruesas cortinas
que cubrían la ventana.
y mi madre, siempre sonriendo,
esperando ver felices a todos, me dijo: sonríe, Henry.
y tenía razón. es mejor ser feliz, mientras se puede.
mi padre la golpeaba
-igual a mí- varias veces por semana,
rabiando en sus seis pies de alto
sin lograr entender que lo ardía en su interior.

mi madre, pobre pez, queriendo siempre ser feliz,
golpeada dos o tres veces a la semana,
repitiéndome a cada paso: sonríe, Henry.
por qué no sonríes?
luego me enseñó cómo sonreír
y fue la sonrisa más triste que yo alguna vez pude ver.

un día los peces murieron
y flotaban de lado en el agua,
con los ojos abiertos aún

hasta que llegó mi padre a casa y los arrojó al gato
en el piso de la cocina
mientras los dos mirábamos sonreír a mi madre.


A tu salud, Chinaski

Cerca de los 70
yo recibo cartas, postales, pequeños regalos
de gente desconocida.
felicitaciones! me dicen.
felicitaciones!
y yo se bien
lo que ellos piensan de mí:
de la forma como he llegado aquí hace mucho
que debí estar muerto en medio camino.

he vivido los extremos hasta llegar
a los espacios de la locura
y aún sigo aquí
empujando adelante esta máquina
en esta habitación llena de humo
este tarro azul de desperdicios a mi izquierda
lleno de recipientes vacíos
que los médicos no hallan explicación
y que los dioses guardan silencio.

felicitaciones, muerte
por tu paciencia.
yo te ayudé en todo cuanto pude
y hoy déjame escribir otro poema
luego un paseo en el balcón:
qué hermosa es la noche allí!
estoy en pantalones cortos y calcetines,
siento un cosquilleo en mi viejo vientre,
abro y cierro los ojos
donde comienza la oscuridad:
fue el infierno en un juego de locos.


Palabras con John Fante al atardecer

dijo: "yo estuve en Hollywood cuando Faulkner trabajaba en Hollywood
y él era el peor: bebía en exceso, se levantaba al final del atardecer
y yo tuve que ayudarle a subir cada día en el taxi.
pero cuando él se fue de Hollywood
yo permanecí aquí y mientras no bebí lo suficiente
no tuve la fortaleza de seguirle y de abandonar toda esta miseria".
yo le dije: usted escribe tan bien como Faulkner.
qué significa ello?,
preguntó, sonriendo, desde la cama de hospital.