Samstag, 13. März 2010

EL PODER DE LAS MASAS

La ciudad se ha llenado de huestes militares. De acuerdo a informes oficiales, 35 mil uniformados serán los encargados de vigilar y neutralizar cualquier movimiento de los camisetas coloradas que genere violencia.

Cuando Mr. Thaksin, en abril del 2009, huyó de Tailandia, tras recibir una sentencia de dos años de prisión, acusado de usar su cargo de Premier para favorecer varios negocios de sus empresas privadas, nadie habría imaginado que luego de algunos meses el anuncio de su retorno a casa iba a causar un remezón social, con manifestaciones de apoyo a su favor desde diversos sectores, que consiguieron paralizar el reino de Siam. La marcha roja, como se denomina, comenzó en el norte del país y luego de varios días llegó a Bangkok con sus consignas: El actual régimen que, bajo la tutela del rey, saqueó las arcas fiscales con contratos a favor de los sectores aliados al poder, debe irse a casa. Piden nuevas elecciones, otra carta magna con menos injerencia de la monarquía y más democracia (¿qué significa ello?) para que Tailandia vuelva a ser la potencia económica que hasta hace poco fue por estas regiones

Arribo de los grupos de avanzada que exigen la renuncia del actual régimen y el regreso del ex premier de la nación.

Capítulos e historias copiadas de algunos países  Latinoamericanos. Wer nicht hoeren will, der muss fuellen, reza un dicho popular en alemán. El que no quiere oír, debe sentir. En nuestras regiones no sirvió de nada la lección de historia impartida por Nicaragua a principios de los 80, cuando los Sandinistas se hicieron con el poder, luego de derrocar a Somoza y, en vez de guiar la nación hacia caminos de progreso y bienestar de su gente, los "revolucionarios" saquearon las arcas públicas, coparon todos los poderes del estado, desde donde manipularon cualquier intento de cambio que no sea a su favor, y aun cuando perdieron las elecciones -luego de una década de dictadura-, dejaron sembrando tan hondo, que sus raíces fueron y son fuertes hasta hoy. 

No aprendimos la lección de Venezuela, cuando Chávez ofreció crear un país fuerte en la economía, solidario con sus habitantes, y sucedió lo contrario: las masas le sirven sólo para perpetuarse en el gobierno, tanto que amenazó con instaurar una monarquía si es derrotado en las urnas.

Y Ecuador fue por la misma senda. Son tiempos de oscuridad mental y nuestros gobernantes, igual tenues o grises, responden a las sombras, no a la claridad regia del día. El régimen actual no es la mejor opción para estos tiempos, eso lo sabe mucha gente, pero ¡tampoco hay luz alguna  en el horizonte!

Y ¿cuál es la famosa fórmula para hacerse con las riendas del gobierno sin mucho esfuerzo? No es el ejemplo de una vida dedicada al servicio de la comunidad, tal el principio de la política, sino el cultivo de la imagen, no del contenido, a través de un marketing bien estudiado. La sonrisa, el movimiento de las manos, la acentuación de las palabras y hasta la estatura del líder debe responder a las expectativas de la gente en determinada época (colores, sabores, códigos de comportamientos, sectores sociales). Para eras de turbulencia y oscuridad, nada mejor que candidatos mesiánicos, arrogantes, con infibulas de ser los inventores del pizza.

Los medios para llegar al gobierno pueden ser discutibles, pero una vez allí, si el candidato -elegido presidente- no evoluciona hasta etapas superiores, donde prime la razón, más que la imposición; donde la tolerancia con la manera de pensar sus adversarios sea una virtud, y no una consecuencia de la amenaza, no es el futuro político suyo el que está en riesgo, sino el futuro de la nación.

La permanencia  del rey en el trono no esta discusión (por el momento); al ser una figura venerada por el pueblo, su presencia y apoyo es necesaria para ambos bandos políticos.


Mr. Thaksin, uno de los hombres más ricos del planeta, multiplicó su fortuna de 1,000 millones de dólares al iniciar su periodo en el 2004, a 5.000 millones durante los cinco años al frente del gobierno, igual la gente que le rodeaba. Con inversiones en muchas transnacionales, propiedades en el mundo (fue dueño del Manchester United, equipo donde Antonio Valencia brilla con luz propia) y empresas que nadie sabe dónde generan ganancias y pagan impuestos. El conflicto que originó su caída y posterior condena, fue un negocio en el que muchos miembros de la oposición sintieron afectados sus bolsillos tras la venta de la Empresa Nacional de Comunicaciones al consorcio Shim, de Singapur (en la que Thaksin es dueño de un fuerte paquete accionario); operación en la que, afirman los adversarios, el Premier  habría utilizado su influencia, y que pudo haber dejado ganancias superiores a los 2,500 millones de dólares, pero no a favor del reino, si no a la cartera del ex funcionario; cuando, de acuerdo a la lógica de sus adversarios, hoy en el poder, se debió compartir dicho negocio y ganancias ¡con ellos! Mr. Thaksin afirma ser inocente de cualquier cargo en su contra, no haber participado en tal comercio, sino los encargados de llevar a cabo tal transacción; además, que si una empresa o individuo gana tanto o más dinero que otros, ello se debe a la habilidad que cada persona tiene para afrontar los desafíos y resolverlos.

Contraste de colores: el amarillo identifica al rey y el rojo al movimiento que esta mañana se tomo la ciudad.

Presentado así el diagrama político de la nación, quienes visten la camiseta amarilla, color que identifica al rey, se aferran a sus cargos –la burocracia estatal- y van a protestar en las calles bajo el burdo pretexto de defender la democracia (de ellos), portando como escudo las fotos del venerado anciano; el mismo que tampoco se resigna a perder más poderes de los ya limitados en la constitución del siglo anterior, y que al fin de sus años exige a sus súbditos sumisión, respeto a los valores tradicionales de la familia. El sector empresarial, grandes y pequeños negociantes, pide no tocar el status quo actual y seguir trabajando, porque la miseria de la población tiene origen divino, tal las palabras del rey.

Thaksin, ex premier de Tailandia. Cuando estuvo en funciones, sus movimientos estuvieron orientados a fortalecer su imagen en los sectores más pobres del reino.

La marcha roja-por su parte- ha inundado la capital y se apresta a quitar un gobierno y a instaurar una nueva era, eso esperan. Ellos dicen que Míster Thaksin es un hombre bueno, generoso y que su obrar siempre estuvo orientado a los más débiles. Yo no juzgo sus palabras. De lo que he leído y he visto en las calles del reino puedo decir que él fue una especie de Robín Hood asiático, que tomaba de la caja fiscal recursos generados por otros sectores productivos y los entregaba -sin rendir cuentas a nadie- a los sectores más pobres, pero sin seguir un plan de largo alcance orientado a erradicar la miseria, la desocupación del 33% de los jóvenes en sectores rurales, la prostitución, sino a seguirlos manteniendo pobres. Sus seguidores no dicen que el ex Premier apretó a los sectores productivos con elevadas cargas impositivas y reglas de juego que nunca se respetaron, hasta acabar por mudarse éstos -los que pudieron hacerlo- a otros países necesitados de capitales foráneos, como Camboya, Myanmar, Laos y hasta Vietnam, mientras la población se quedaba sin trabajo y recibía a cambio fundas gratis con alimentos, medicinas -en sectores estratégicos de cara a futuras elecciones, subsidios a la harina, a los insumos de la agricultura. Y hoy tiene su recompensa.

(Hienas y leones comen juntos las partes más apetecidas de la presa y dejan las sobras -tripas y pellejo- a los pequeños comedores de carroña). No importa quién esté a la cabeza del gobierno, si hay crisis, depresión, contracción de mercados, devaluaciones, quiebras de bancos o desastres naturales: ellos siempre ganan, como en Ecuador y en muchas naciones, por desgracia.

Entrada imponente de los grupos que apoyan el retorno del ex premier de la nacion.


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