Donnerstag, 1. November 2012

UN PARAISO FISCAL A ORILLAS DEL DESIERTO

Escrito por Anita Merk para el Tages Anzeiger.
Traducción: Rafael M. Arteaga

Dubái es una ciudad donde confluyen los hombres y los capitales del mundo. Más del 32% de su población es -o- tiene origen extranjero, e igual el número de idiomas, sin que ello sea un obstáculo para llegar a ser hoy el centro financiero y económico del Golfo Pérsico. 



En el 2008, cuando el bullicio de la catástrofe financiera e inmobiliaria de Dubái llegó a su fin, los especialistas en economía y propiedades no podían sino ocultar su alegría, y todo gracias a que Abu Dabi - el otro emirato- decidió salvar a su vecino - endeudado hasta las orejas -. Cuatro años después del desastre financiero, en la ciudad ubicada en pleno desierto del Golfo Pérsico, hay de nuevo optimismo: el comercio ha alcanzado los mismos niveles de antes de la crisis, y el turismo florece como nunca. 

La línea aérea Emirates -con 120 puertos de destino- se ha consolidado como una de las mejores del mundo. Michelle Petermann, quien se mudó a Dubái hace veinte años para administrar un hotel, ha sido testigo del desarrollo de la ciudad como plaza para el turismo de lujo y el crecimiento de negocios. Ella dirige hoy el marketing de turismo del emirato en Suiza, y sigue tan encantada como antes de Dubái. “Justo en invierno es la mejor época para viajar allá. ¿A dónde sino entonces iría usted para estar bajo el sol en seis horas apenas?” Dice ella con entusiasmo. Y añade: “La ciudad es en extremo segura y limpia, y su gente es muy acogedora.”

De aldea de pescadores a centro del comercio internacional.
 
Quien abre una firma aquí, no paga impuestos ni al capital ni a sus ingresos. Zonas francas y centros adecuados para empresas innovadoras con 100% de capital extranjero, son bienvenidas. En la foto, las autoridades de Dubái presentan un mega proyecto inmobiliario que atraerá grandes inversores extranjeros y demandará mucha mano de obra: la creación de una isla-ciudad sobre el mar.

Su situación estratégica entre Asia y Europa convirtió a este sitio de aldea de pescadores en centro del comercio internacional. A fines del siglo XVIII se asentaron aquí los ingleses haciendo negocios y construyendo fortalezas militares para proteger las mercancías en su ruta de regreso o de ida hasta la India. Los antiguos habitantes de las regiones que hoy forman Los Emiratos Árabes Unidos, eran hombres sencillos que vivían de la búsqueda de perlas; o, como piratas, del asalto a los barcos británicos. 
 
La nueva historia del emirato empieza con el conocimiento del jeque Rashid al-Maktoums, de que las reservas encontradas en 1966 durarían algunas décadas apenas. Y pese a morir en el 2006, aun hoy se lo venera como uno de los mejores gobernantes con visión de futuro. Con  la inauguración de puertos y aeropuertos, con una línea aérea de bandera nacional, pagos mínimos de impuestos y una generosa extensión de visas de trabajo y de residencia, el jeque logró en poco tiempo que transnacionales, bancos y hombres de negocios se asentaran aquí; desde entonces, la demanda de oficinas y residencias llevó a una expansión del sector inmobiliario y a la realización de gigantescos proyectos, sin olvidar otros  que –por excéntricos- aun están a la espera; al punto que los expertos auguran al Emirato un futuro brillante como centro financiero.

El desarrollo de la zona económica más importante del mundo árabe fue diseñado y supervisado de modo constante por la familia en poder. La ampliación de puertos y aeropuertos en etapas llevó a convertir a la ciudad en el sitio de intercambio comercial más importante de la región. Quien abre una firma aquí, no paga impuestos ni al capital ni a sus ingresos. Zonas francas y centros adecuados para empresas innovadoras con 100% de capital extranjero, son bienvenidas: en el Dubai Internet City están presentes todas las transnacionales dedicadas a la tecnología, como Google, Cisco, Hewlett Packard, IBM, Microsoft u Oracle.

El sector financiero internacional y las excelentes condiciones del mercado atraen también a muchos hombres de negocios de Oriente Medio. “No hay impuestos a la renta sobre la ganancia del capital y esto hace de Dubái un lugar muy atractivo para depositantes, inversores y bancos.” Confirma un consultor británico de Carter Blake, (una empresa dedicada a la selección de personal para el sector de la banca),  y que ve en el futuro a Dubái como una fuente inagotable de capitales internacionales. 

Pista de esquí para jeques.

Invierno en medio desierto: El centro comercial Mall of the Emirates inaguró en noviembre del 2005 un campo de esquiar: una extravagancia que costó USD 272 millones, dedicado a los hombres de negocios que vienen a invertir aquí y que de paso sacian su nostalgia por los alpes suizos. Hoy se ha convertido en un sitio casi obligado de visita para el turismo familiar. 

“Ahora que en Suiza el sigilo bancario está siendo bloqueado, miles y miles de riquezas no declaradas buscan refugio en Dubái.” Afirma el supervisor de personal de Carter Blake. Y es por ello que todos los bancos suizos están presentes aquí: «Pictet, Lombard, Julius Bär, UBS, Credit Suisse… y los demás.» De los ataques a las instituciones financieras helvéticas solo puede beneficiarse Dubái; y aunque la OECD y los Estados Unidos de América ya hayan empezado a fijarse en las actividades suizas en el exterior, hasta que los organismos de control intenten hacer cumplir las normas internacionales, incluido Dubái y Singapur, puede tardar algunos años.
Mientras tanto, la ubicación del emirato invita a hombres de negocios de China, India o Paquistán, a hacer un alto, como también a los viajeros de Europa, donde los esperan hoteles de lujo, centros comerciales y zonas exclusivas de diversión para una estancia agradable mientras resuelven sus negocios. Incluso para quienes desde hace tiempos esquiar en Gastad o en St. Moritz está relacionado con ir a visitar su banco, el jeque ha hecho construir en medio del «Mall of the Emirates» una pista, con aire acondicionado y más comodidades, donde la gente de negocios puede ir a esquiar gratis. 


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